Me gustan mis decisiones en el amor. Me gusta que al mirar hacia atrás vea un porcentaje mayor de aciertos que de desaciertos. Porque la mayoría de las veces que luché o estuve con alguien lo hice porque realmente quería a la otra persona, porque estaba enamorada. Pocos son los casos en los que luché o realmente quise estar con personas que en realidad no generaban nada en mí, pero también debo aceptar que en esos momentos vivía un momento de desolación en el campo del amor, no veía esperanzas y creía que tendría que resignarme a no volver a amar. Agradezco enormemente el giro que mi vida tomó, agradezco el que me haya mostrado que yo elijo si quiero ser feliz, me gusta haber elegido serlo.
He aprendido tanto y también reconozco que me queda mucho más por aprender, cosas en las que sé que me tengo que enfocar y otras tantas que ni idea tengo, pero estoy por completo segura de que ya aparecerán.
Hasta el día de hoy no valoraba lo que tenía, no valoraba tampoco mis decisiones ni mi forma de ser. Ahora estoy completamente orgullosa de ser quien soy, de haber tomado las decisiones que tomé y principalmente de haber sentido tanto como he sentido aún siendo pequeña.
Hoy logré aceptar y principalmente valorar una parte de mí. Hoy me sentí feliz de ser quien soy, y creo que debo recordármelo cada día.
Hoy, 17 de julio de 2014 he aprendido a valorar el hecho de amar hasta los huesos.