“Ya no quiero correr tras de ti” me
repito constantemente intentando convencerme de que eso es lo que
siento. Pero al hablarte, al recordarnos, al vivenciar otra vez nuestros
instantes de gloria; no me sale más que amarte. Y perdona, pero tú
tienes gran culpa en todo esto, me abriste los brazos y te dedicaste a
amarme, así sin más. ¿Y sabes qué? Siento que aún me amas, por eso no
desisto.
Claro que he querido estar con otras
personas, vamos, mis hormonas saltan dentro de mi cuerpo y controlan
todo, o mejor dicho, lo descontrolan todo. Pero al final del día, cuando
las hormonas se cansaron de hacerme y deshacerme, me encuentro sola,
tumbada en mi cama, pensándote, pensándonos. Te vuelves tan real, revivo
tus besos, tus abrazos, tus palabras siempre exactas, tus risas,
vuelves a ser tú, vuelves a estar a mi lado.
Sé que es necesario alejarnos, que la
vida hace esto todo el tiempo, sé también, que tu vida se vuelve cada
día más emocionante. Pero, querido, recuerda que te conozco, te conozco
frente a la gente y en soledad, te conozco alegre y triste, conozco lo
que quieres decir o lo que intentas que los demás crean. Por eso, porque
te conozco, sé que exageras los buenos ratos, y también los grandes
esfuerzos, hay que encontrarle la armonía a tus palabras, y eso me
divierte. Se considera un defecto el ser así, pero, te confieso, que
para mí es una de tus grandes virtudes. Me permite jugar entre los
sonidos que pronuncia tu boca, me permite deslizarme por tus
pensamientos, y buscar la realidad de tus fantasías.
Me fascinas, me fascinas a dos centímetros de mi boca y a 500 km me fascinas igual.
Confieso, que quiero olvidarte, porque
sé que en cuanto cualquier persona te conozca se encantará contigo. No
me refiero a conocerte físicamente, aunque confieso que físicamente
también eres encantador. Me refiero a que cuando alguien te conozca por
dentro, tus glorias, tus fracasos, tus miedos, tus sueños, cuando
alguien conozca ese brillo en tus ojos cuando hablas de las cosas que
esperas para tu vida, cuando alguien conozca tu entusiasmo, tu
persistencia, cuando alguien te arranque la piel y te conozca cómo te
conozco me consta que luchará por ti igual que como lo hago yo. Porque
eres así, fascinante, motivo por el cual cualquiera movería océanos,
porque querido, mover montañas por ti es poca cosa.
No tengas miedo por mí, nadie murió por
amor, y en caso de que así me sucediera a mí, estaría orgullosa de que
nuestro amor sea el primero que mató a alguno de los dos.
No es fácil para mi dejar mi egoísmo en
un cajón y decirte esto corazón, pero quiero que te alejes de mí, no
demasiado, no dejes de quererme, no dejes de descubrirme, solo ve,
conoce el mundo, pero espérame, porque voy por ti, sé feliz, disfruta
con tus amigos, haz nuevas amistades.
En fin amor, nos vemos pronto, en 10, 15 años quizás, porque recuerda que prometiste volver a mí.