29 de abril de 2014

Dramaturgos en huelga!

Creo que muchos dramaturgos detestan a los actores, a los directores, y a todos quienes se encargan de llevar al escenario a sus obras. Es realmente impresionante como uno se imagina algo mientras escribe y desea fervientemente que quien lo represente lo haga tal cual se dibujó en tu mente, o al menos muy similar, siendo fiel a tu idea. Pero es triste, doloroso y totalmente arrebatador de almas el ver como una obra que nació en vos, que la sentiste y la transmitiste de cierta manera, que te quemó el cerebro varias veces y que otras tantas intentaste darle más profundidad, más filosofía; quede perdida entre nuevas ideas y comentarios adicionales.
Me dolió y mucho cuando vi como destrozaban mi idea original, como manchaban la imágen que tenía en la mente. Ví como sin querer le quitaban toda la profundidad a mi creación, como le servían la comida masticada al espectador. El teatro no es eso, no es una representación sin sentido. El teatro te transporta, te obliga a reflexionar, te permite crear, imaginar, opinar, todo, desde una butaca. La magia de crear es hacer algo nuevo, algo innovador, no es volverse un cliché más.
Sentí que creé algo magnífico, que en 4 minutos podría mostrar lo que muchos sintieron y sienten durante años.
Creé algo perfecto. Que fue desfigurado y se convirtió en un cliché. Y lo peor, es que está a mi nombre.

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